En las gradas

**Emma Lovecraft** Lun Abr 27, 2009 5:21 pm

Era un lindo día. Y Emma pensó que lo mejor de todo eso es que se había levantado con ese pensamiento optimista en su cabeza. Toda la semana pasada había sido un ir y venir de confusiones, que ahora estaban algo olvidadas en el fondo de su mente y era solo porque ella lo había puesto ahí.
No quería pensar más en ese tipo de cosas que la confundiera y no dejaran pensar con claridad o concentrarse en sus clases, eso era lo último que quería.
Por eso había salido con una sonrisa en su rostro desde la sala común. Se había pasado mas que contenta por el Gran Comedor para tomar desayuno, aunque no había durado mucho.
Esa mañana tenia antojo de tomar un rico zumo de naranjas y nada más. Luego había salido en dirección desconocida, lo infartarte del asunto es que llevaba un libro bajo el brazo.
La joven Gryffindor se había prometido que estudiaría Encantamientos. Emma se dio cuenta que no le estaba poniendo el empeño necesario a todo eso de las clases y mas se estaba preocupando por otras cosas que al final de cuentas no tendrían mucho sentido en su vida.
Por eso esa mañana en la que no tenia clases hasta pasadas las 4 de la tarde se había dirigido a la sala numero 11 que habían en la planta baja, muchas personas le habían dicho que esa aula casi siempre estaba vacía, así que era ideal para sus propósitos.
Su mirada azulada se poso poco a poco en el aula, mientras abría la puerta que crujió roñosamente. La joven se había pasado casi toda la mañana practicando ese único hechizo por lo que había escuchado, lo pedían en los exámenes, así que tenia que poder conjurarlo de buena forma.
No se sintió satisfecha hasta que lo logro excelentemente en variadas ocasiones.
Claramente Emma tenia confianza en si misma, sabia que podía llegar a se una gran bruja si se lo proponía.
Después de practicar dijo que seria bueno dar un pequeño paseo, seguramente era lo mejor que podía hacer para distraerse un poco después de practicar, como siempre tenia dos ranas de chocolates en sus bolsillos y eso era todo lo que necesitaba.
Llego hasta el campo de Quiddicth. Siempre le gustaba ese lugar, tenía una vista hermosa desde las gradas. Podías observar el lago negro y como el calamar gigante salía a superficie de vez en cuando. El bosque prohibido con su árboles enormes y frondosos, y podías observar los césped del castillos donde habían pequeños grupos de alumnos disfrutando del bello día.
La joven Gryffindor se sentó en gradas en forma de indio en lo más alto. Le gustaba sentarse de esa forma, aunque seguramente si ella viera a alguien sentado así, le daría miedo, pero no tenia ese sentimiento cuando estaba ella en esa situación. Saco una rana de chocolate y la mordió inmediatamente para que no se le escapara mientras observaba hacia delante con una sonrisa en su rostro.

**Taylor Cobb** Miér Mayo 06, 2009 5:49 am

Taylor era un chico que se destacaba por su agradable sonrisa, muchas veces era simpático, jamás se le veía de mal humor o triste, aunque esas caras siempre las trataba de ocultar con una sonrisa, la mejor que tenía. Siempre que poseía un problema era mejor arreglarlo poco a poco, los problemas por lo general tenía su solución, lo único que había que hacer era esperar y ver que era lo que pasaba. Taylor era así de optimista. Había estado toda la tarde, y después de las horas de clase y de las horas extras de historia, aquella materia que realmente detestaba, no solo por que profesor era siempre monótono y aburrido, si no también por que jamás pasaba nada interesante, casi siempre se dormía en las horas de clase y era así como sus compañeras siempre le pasaban los apuntes para que luego pudiera estudiar. Por más que le pusiera el mayor de los esfuerzos le era sumamente imposible. Los nombres jamás se los acordaba. Dejo escapar un suave suspiro, mientras subía por las escaleras que daban a la habitación de los chicos de su casa. Iría en busca de su escoba para practicar algo de Quidditch. Su padre era un fanático de aquel deporte y se lo había pasado desde que tenía uso de razón.

No pudo evitar sonreír, ante el recuerdo que se le había colocado en su cabeza. La primera vez que había subido en una escoba. Tenía alrededor de unos tres años, su padre se había empeñado a que su hijo jugaría alguna vez para los Chudley Cannons. Aunque Taylor quería otra cosa para su vida, pero eso lo arreglaría con su padre una vez terminará la escuela. Y fue así como se sintió poderoso y fue así también como aprendió poco a poco a volar en una escoba mágica. Llegó por fin a sus aposentos, no se encontraba nadie allí, así que le fue muy fácil tomar la escoba y salir de allí lo más rápido posible. No veía la hora de subirse a aquel objeto y sentir el aire sobre su rostro.

Camino por los pasillos de la escuela, una vez que salió de su sala común y al salir del castillo, además de que un frío se apodero de todo su rostro, vio a lo lejos el campo de Quidditch que tanto lo llamaba. Una sonrisa apareció en el rostro del joven y camino en aquella dirección tratando de acordarse cada nombre que había aprendido hoy. No había caso, Historia no era para él. Llegó por fin a el campo y fue allí donde su mirada azulada se cruzó con la figura de alguien que había visto en los pasillos del colegio. Podría esperar el entrenamiento. A Taylor le gustaba hacer amistades nuevas, o simplemente hablar. Subió las gradas para quedarse allí parado.
-Hey...hola...¿Molesto?
Pregunto esbozando una sonrisa amistosa, sujetando con su mano derecha su escoba.

Off: espero no molesta si no edito [:

**Emma Lovecraft** Miér Mayo 06, 2009 9:51 pm

Estaba pensando en que haría ese fin de semana. Había recibido un llamado de James, su mejor amigo, un muggle que se había ido de casa cuando tenia quince años, el le había dicho que estaban organizando un gran concierto a beneficio para una familia necesitada. De inmediato Emma se apunto para ayudar en todo lo necesario, más que mal, siempre le había interesado la caridad y dar todo lo que pudiera, su madre siempre le decía que eso luego era retribuido, y Emma también lo creía así. Mordió nuevamente la rana de chocolate, pensando que seria un buen fin de semana, seguramente se lo pasaría muy bien y además haciendo algo realmente bueno, no podía pedir nada más. O bueno quizás podía pedir que su madre de una vez por toda se decidiera a hacer el viaje que tenia planeado hace años.
Y es que antes que su padre muriera, habían planeado un viaje hacia Grecia. Su madre siempre había adoraba ese país, siempre había sido su sueño pasar unas vacaciones ahí, pero luego del accidente y de la muerte de su padre, solo había quedado en eso, en un sueño. Y Emma verdaderamente no entendía que después de quince años su madre aun no hiciera el viaje, no es que le faltara dinero, es mas le sobraba, pero ella no…ella aun no olvidaba a su padre y eso era lo peor, ya Emma no sabía que mas podía hacer por ella.
Sintió unos pasos, por la madera que crujía y levanto la mirada, escuchando la voz realmente amable de un chico Hufflepuff, lo supo por su uniforme, además lo había visto un par de veces en el comedor, sonrió mientras negaba con la cabeza, mirando la escoba que llevaba en su mano derecha.

-No, claro que no molestas. ¿Eres Taylor no? El chico que siempre se queda dormido en la clase de Historia de la Magia…aunque no te culpo.

Emma lanzo una pequeña risa, mientras recordaba lo aburrida que era esa clase, siempre había mas de alguno que no resistía la somnolienta voz del profesor y terminaba cediendo y durmiendo sobre el banco, a ella le había pasado solo una vez, ahora tenia la técnica de hacer garabatos y dibujar, sin prestar verdadera atención al profesor. Cuando luego había despertado, tenía un dolor insoportable en el cuello, el cual nunca mas había querido volver a sentir.

**Taylor Cobb** Vie Mayo 08, 2009 1:18 am

Se sonrojó hasta la médula, si bien muchos lo veían dormir no era un tema que se sintiera realmente orgulloso, era así como después no le iba para nada bien en los exámenes, pero no podía no quedarse dormido con las clases sumamente aburridas que había. Carraspeó mientras se llevaba una mano a la nuca, mientras asentía con la cabeza, por lo menos era reconocido por algo, pero era una pena que alguien lo reconociera por algo tan bobo como eso. Una sonrisa apareció en el rostro de Taylor.
-Ehm...si ese soy yo. Bueno, no me puedo sentir para nada orgulloso de que alguien me reconozca por algo así.

Dejo la escoba recostada en una de las gradas, dudaba que alguien pudiera robarse una cosa como esa, además Taylor se lo agradecería profundamente, a pesar de que siempre lo sacaba de apuros y además no tenía la necesidad de que el colegio le prestará una de las escobas más antiguas que pudieron haber existido. Pero había una nueva escoba, y esa era la que realmente quería, pero ya encontraría la manera para persuadir a su padre y así comprarla, o podría encontrar algún trabajo en las vacaciones y así empezar a horrar...para Taylor no era una mala idea.

-¿Qué haces por aquí sola?
Pregunto con su sonrisa habitual, mientras sacaba de uno de sus bolsillos unos guantes amarillos algo llamativos con las iniciales de su nombre. El chico de ojos claros era demasiado friolento y le gustaba demasiado llevar las manos calientes. Le dedico una mirada y de paso una sonrisa, hasta que entrará en confianza no iba a tardar demasiado, a Taylor le gustaba mucho hablar.
-A puesto a que tu también te has quedado dormida alguna vez en historia de la magia, no puede ser mas aburrida ¿No te parece? Yo creo que debería ponerle...no sé...
Rodó los ojos tratando de pensar algo bueno para que mantuviera a la clase más de un minuto despiertos, cada vez que él salía de aquella clase, terminaba somnoliento y medio dormido.
-¿Petardos mágicos?
Se encogió de hombros y lanzó un suspiro. Luego le iría a decir al director de Hogwarts que se le había ocurrido una buena idea para que las clases fueran más divertidas.

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