Reunión [Solo para los miembros de los merodeadores.]

**Sirius Black** Sáb Mayo 02, 2009 3:35 am

"Ja" que fácil era librarnos de los ojos de ave rapiña de Evans, le había puesto una buena broma, una bomba fétida debajo de la cama de uno de los chicos la mantendría lo bastante ocupada para que yo pudiera escaparme de la sala común y no supiera que me había ido, yo creo que ella tenía ojos en la nuca, siempre sabía cuando alguna de nuestras travesuras estaban a punto de realizarse, aunque sospechaba que ella sospechaba que el de la bomba había sido idea mía o de James, después nos tendríamos que soportar el regaño de la pelirroja. Cornamenta estaba en los entrenamientos, como siempre, sospechaba que él se casaría, si es que lo hacía, con una escoba mágica o con alguna quaffle, mientras me invitará a la boda y me delegará a mi como padrino de bodas por mi encantado.
Lunático, de seguro, y hasta ponía mis manos que se encontraba en la biblioteca rellenando su cerebro, siempre le ponía demasiado empeño en el estudio, yo no necesitaba eso, aunque él era siempre el que me pasaba las respuestas de los exámenes, siempre y cuando nadie lo notará. Colagusano sinceramente, no sabía a donde se metía, quizá estaba tratando de ligarse alguna alumna de alguna otra casa, ya que las de Gryffindor eran lo bastante complicadas para invitarlas a salir, y ni hablar de las de Slytherin, que solo tenían citas con los chicos de su casa, para nada emocionante, además tampoco eran muy inteligentes, se podía notar no solo por Quijicus, si no por todos los que se encontraban en aquella casa y lo decía, sobre todo por mi ex-familia. Camine por aquel pasillo desierto, y claro que estaría desierto, muy pocos sabían el pasadizo secreto, aunque se podían contar con los dedos, éramos 4 chicos, los únicos que sabían todos los pasadizos secretos que tenía Hogwarts, aunque sospechaba que Dumbledore también lo sabía. Lo más emocionante era cuando todos nos transformábamos, hay que admitir que ser un animal era mucho más libre que ser una persona, ligada a muchos problemas. En cambio ser perro o lo que fuera es mucho mas divertido y simple. Me dirigía a la casa de los gritos, aquel que Lunático se escondía cuando la luna llena se presentaba en el cielo, cuando él estaba en esa fase, James, Peter y yo nos transformabamos para hacerle compañía ¡Por Merlín, eso se llama ser buenos amigos!. Camine con las manos guardadas en la túnica y silbé una canción que se me presento en la cabeza. Por fin llegue a la puerta secreta, subí las escaleras y empuje la puerta para dejar ver aquella casa echa trizas y con telas de arañas por todo el lugar.
-Hogar dulce hogar
Dije con una sonrisa en mi rostro, aunque la casa de los gritos y Hogwats eran mis segundos hogares, aunque jamás había tenido uno de verdad ¡Que melancólico!. Tome un banquito que estaba allí, un poco roto, pero no importaba y me quede allí sentado esperando que los demás recibieran el mensaje.

**Remus Lupin** Sáb Mayo 02, 2009 10:10 am

Había sido una tarde llena de trabajo, pero después de todo, muy tranquila. Se la había pasado todo el día en la biblioteca haciendo los deberes de transformación, ya que McGonagall se empeñó en enviarles tarea extra para el fin de semana. A Remus este hecho no le molestaba en absoluto, prefería mil veces escribir ensayos sobre el hechizo permutador que hacer experimentos con su caldero; él y las pociones nunca habían sido compatibles, y probablemente, nunca lo iban a ser.

Luego de terminar todos y cada uno de los deberes para todas las asignaturas, decidió irse a descansar a la sala común. Cuando caminaba por los pasillos, recibió una nota de Canuto - entregada por Frank Longbottom - que decía que se reunieran en la Casa de los Gritos, y que mejor escapara de la torre de Gryffindor. Remus suspiró, apostaba a que a su amigo se le había ocurrido una buena broma y con seguridad, muy desastrosa. Bueno... por lo menos el había sido advertido.

Se dirigió rapidamente a los jardines de la escuela, donde inmovilizó al sáuce boxeador con una pequeña rama. Pasó a través de los arbustos hasta encontrar el pequeño hueco que conducía a un pasadizo. Solo los merodeadores, Dumbledore y él sabían de la existencia del ese pasillo que conducía a la Casa de los Gritos, y de todos los secretos que esta albergaba. Estaba seguro de que ningún estudiante y ni siquiera Filch sospecharía que sus amigos se transformaban en animales para hacerle compañia a el, un joven condenado de por vida a convertirse en licántropo cada vez que había luna llena. Estaría eternamente agradecido de Colagusano, Canuto y Cornamenta, quienes además de demostrarles su amistad, habían hecho más fácil esos complicados procesos.

Cuando ¡por fin! vió luz al final del pasillo, se acomodó el morral y se echo las ranas de chocolate que había estado comiendo a los bolsillos. Subió unas cuantas escaleras y vislumbro finalmente el lugar en ruinas, lleno de polvo y con una temperatura ambiental que congelaría a cualquiera. Remus se estremeció al girar el pomo de la puerta - Brrrr... debí traer guantes - finalmente entró a un pequeño cuarto, donde se encontraba Sirius sentado sobre un taburete, James y Peter aún no habían llegado. Remus se frotó las manos, acomodó su bufanda y observó a su amigo con detenimiento. Obviamente parecía con mejor humor y energía en comparación a el, que se notaba más cansado y enfermo a pesar de la poca luz que había en la habitación. - Ah... ya empezaba a extrañar este lugar - Remus paseó por la habitación, dejando el morral encima de una mesa. Volvió su mirada a Sirius con los ojos entrecerrados, acordándose de la nota - Canuto... ¿Qué ha pasado en la Torre de Gryffindor? Ni creas que no me di cuenta del mensaje subliminal - se cruzó de brazos apoyándose contra la pared, esperando la respuesta de su amigo.

**James Potter** Lun Mayo 04, 2009 12:31 am

Las horas de entrenamiento para mi eran las mas felices de mi vida, era gratificante ver como todos los integrantes del equipo de Gryffindor ponían lo mejor de cada uno para luchar por la copa que tanto merecíamos. Exhale un largo suspiro y pase una de mis manos por mis cabellos algo despeinados por el viento. Volar en la escoba a gran velocidad hacia que el viento pegara en tu rostro, era un sentimiento que muy pocos entendían y comprendían cuando yo les comentaba con gran emoción cada uno de mis grandes trucos en el vuelo.
-Gran trabajo muchachos.
Les comente a dos muchachos menores que yo, lo cual ellos contestaron con una gran sonrisa en sus rostros, me agradaba la idea de alentar a mi grupo, no era fácil la competencia que debíamos soportar día a día, sobre todo cuando jugábamos contra Slytherin.
Camine por el gran campo de Quidditch con la escoba entre mis manos y me coloqué mis lentes para poder ver mejor el lugar por donde caminaba, no iba a tropezarme en aquel lugar, dejando ver frente a todos un gran papelón. Deje la escoba a un costado del vestuario y me senté en una banca metálica para descansar un poco de tanto entrenamiento, en aquel momento solo deseba una rana de chocolate, pero había olvidado la mía sobre mi cama antes de salir a entrenar.
La voz de alguien conocido me saco de mis pensamientos acerca la rana de chocolate que me esperaba, alcé apenas un poco la vista y vi a Frank Longbottom quien venía corriendo hacia donde estaba yo. Comprendí en aquel momento sin que me dijera nada, que los chicos me estarían esperando en la casa de los gritos, nuestro gran lugar de encuentro. Levante mi mano derecha alcanzando a detener las palabras de este y asentí con la cabeza acompañada de una gran sonrisa.
-Ya me imagino. Gracias Frank.
Y rápidamente cambie mi uniforma de Quidditch por el uniforme de la escuela, no deseaba hacer esperar a los chicos, seguramente tendrían algún gran plan bajo la manga y no quería perderme ni el mas mínimo detalle.

Ingrese rápidamente a la escuela y pasando desapercibido por los demás integrantes del lugar, me introduje en uno de los pasillos secretos de la escuela, era emocionante hacer aquello, después de todo nadie sabía de aquellos extraños pero excitantes lugares. Camine con una gran sonrisa en mi rostro, teniendo mucho cuidado por donde caminaba, siempre tenía la sensación de que Dumbledore caminaba por aquellos lugares o que conocía mejor que nosotros cada uno de esos pasajes.
Finalmente llegue a la puerta de nuestro lugar de encuentro, y con un leve empujón con mis manos, abrí las puertas del lugar para adentrarme en el. Por los murmullos que había escuchado al llegar, sabía que yo no era el primero en aquel lugar, solo esperaba no ser el último, no deseaba perderme el mejor momento.
-Chicos. ¿Llegue tarde?
Pregunte con una sonrisa en mi rostro y di unos cuantos pasos por el lugar en ruinas, siempre que me encontraba en aquel lugar, miles de recuerdos comenzaban a aparecer por mi mente, era divertido transformarse para hacerle compañía a nuestro amigo Lupin, a pesar de que nuestras ocurrencias eran mal vistas para todos en Hogwarts.
-¿Qué paso? ¿Ya han comentado el plan sin mi? No me dejen fuera de todo esto eh! Recuerden que debemos tener cuidado, somos custodiados por toda la escuela y delatados por una sola alumna.
Reí ante mi comentario y me acerque a una pared frente a Sirius para apoyar todo el peso de mi espalda en ella. Aquel último comentario era referido a Lily, quien siempre nos delataba o descubría nuestros planes, aun no comprendíamos como lograba saber quienes eran los responsables de la mala suerte de Quijicus.
-Y ¿Colagusano? ¿Alguien sabe algo de él?
Me acomode los lentes que comenzaban a patinarse por mi nariz, nuevamente en su lugar y guarde mis manos en los bolsillos de la túnica, mirando a cada uno de los chicos.

**Sirius Black** Lun Mayo 04, 2009 3:23 pm

Una sonrisa apareció en mi rostro al oír la voz de alguien familiar, tampoco iba a gritar a los dos vientos, a pesar de que nadie escucharía absolutamente nada. Se sabía, o por lo menos se sospechaba que esta casa estaba embrujada, Dumbledore se había encargado muy bien de hacer correr los rumores, era así como mantenía a salvo a mi amigo Lunático y a los demás que entraban por aquí, que corrían el riesgo de encontrarse con un hombre lobo para nada amigable. Levanté una mano, provocando una mueca, que significaba una sonrisa, en mi rostro, eral el primero que había llegado ¡Vaya que puntualidad!.
-Hey Lunático, ¿Ya te has desprendido de los libros? Amigo, se te quedará la nariz pegada a esas cosas. Dime...¿No te produce alergia esos libros?
Pregunte con una sonrisa en mi rostro, esta vez más pronunciada, mientras me inclinaba un poco más hacia delante, tampoco me podía dar el lujo de jugar con aquel taburete, ya que estaba algo roto y corría el riego de caer de espaldas. Entrecerré mis ojos, se notaba más cansado de lo habitual, su rostro parecía de aquellos que no dormían nunca. Negué con la cabeza, sabía que cuando la luna llena estaba a punto de acercarse, Lupin la pasaba realmente mal.
-Te ves cada vez mejor ¿Qué haces? ¿Con qué te estas alimentando últimamente?
Una broma no le hacía mal a nadie, además no me gustaba preocupar a Remus con lo que a simple vista parecía. A veces no me gustaba tocarle temas que quizá a él no le gustaba hablar, si quería hacerlo lo haría, éramos los cuatro mejores amigos y no había secretos entre nosotros, bueno quizá alguno que otro.

No pude evitar lanzar una de mis carcajadas más fuertes, no era para nada estúpido, aunque sabía que a el único que echarían la culpa sería a mi. Lunático siempre nos salvaba, cuando podía, con las amonestaciones. Evans nos tenía entre ceja y ceja y era nuestro amigo Remus el que siempre nos salvaba el pellejo.
-Bueno una bomba de olor debajo de la cama de algún compañero no hace mal a nadie, aunque Evans va a tener mucho que hacer.
Una sonrisa mas bien maléfica apareció en mi rostro. Muchas veces Lily podía pasar por desapercibida, hasta diría insulsa, pero otras podía ser demasiado molesta.
Ladeé el rostro para ver el de mi otro amigo, Potter, que se anunciaba su llegada con una pregunta, típico.
-Hey Cornamenta, si has llegado muy tarde, aquí yo le estaba comentado a Lunático que para poder escapar de las garras de Evans, puse una bomba de olor debajo de la cama de...hum...bueno no recuerdo el nombre
Daba igual como se llamaba el pobre chico que tenía que dormir, aproximadamente, uno o dos días con un olor realmente horrible, en aquellos momentos, quizá sentí algo de remordimientos.
Me encogí de hombros, Peter era peor que un topo, se perdía con facilidad y siempre era el último en llegar.
-No es novedad que Colagusano se haya perdido o mismo este tratando de encontrar algún pasadizo secreto, lo más probable es que llegue tarde...nada nuevo.
No sabía si decir lo que tenía planeado ahora o cuando se dignará a aparecer nuestro querido amigo. Me suponía que lo tendría que ir a buscar sin muchas ganas.
-¿Cómo te ha ido en el entrenamiento? Sospecho que tu te relacionarás íntimamente con una Snitch.
Dije en broma, yo le estaba sumamente agradecido a James por todo lo que él hacia por mi. ¡Que buenos amigos que tenía! Lo único que esperaba, y por más que sonará realmente cursi, no perderlos.

**Remus Lupin** Mar Mayo 05, 2009 5:49 am

Acostumbrado a que Canuto le tomara el pelo, Remus no hizo más que poner expresión de condescendencia. Nunca sabía si estaba hablando en serio con él, aunque en el fondo conocía muy bien la respuesta. Sí alguien buscaba con quien tergiversar sus conversaciones, Sirius era perfecto para añadir el toque humorístico. Siempre.

- La verdad es que aún traigo algunos ejemplares en el morral - explicó Remus, ignorando por completo la broma - McGonagall ha dado deberes como para dos años luz... deberes que seguramente tu no has hecho - inclinó la cabeza para mirarlo con reprobación - Al final, terminarás copiándome la tarea, como siempre, de última hora... - volvió ha cruzar los brazos, sabiendo perfectamente que lo que había pronosticado, se cumpliría. Sirius era brillante en todo lo que se proponía, solo que estaba demasiado ocupado tratando de importunar a Snape o ingeniando alguna forma de inquietar a Evans. Y él... sin mucho coraje para detener sus locuras y las de James. No sería capaz de hacerles eso a sus amigos, la traición era lo último en las cosas por hacer de Remus Lupin.

Canuto, ignorando por completo su reprimenda, siguió haciendo bromas ésta vez analizando su aspecto. Y fuera del sarcasmo, él estaba muy conciente de su lamentable estado. Remus, para seguirle la corriente, colocó expresión de orgullo – No, yo como lo mismo que todos. Ya sabes lo que me funciona ¿Cómo era que lo llamaba James…? ¡Ah sí! El pequeño problema peludo ayuda con las chicas... y me jacto de tener muchas más amigas que tú. - hizo una mueca burlona. Era sabido por todos que Sirius tenía un trato hostil con algunas chicas de Gryffindor, aunque no por eso lo dejaban de considerar el más atractivo. Pero la satisfacción de la victoria le duro poco al enterarse lo que había hecho su amigo en la sala común. ¡¡Una bomba fétida!! Remus no hizo más que agachar la cabeza, derrotado - ¡Por Merlín Canuto! ¿Sabes en lo que te estas metiendo? Yo no diré nada, pero ya estas al tanto, Lily y Susan te asesinaran y... - dejó de hablar cuando el crujido de la madera indicó que alguien más había entrado a la habitación. Fijó su mirada en su amigo James que estaba muy sonriente, lo que le hizo pensar que se había comido una quaffle o algo por el estilo. Sirius se adelantó a saludarlo explicándole lo de la sala común. Para Remus, había gato encerrado - Tú no sabías nada de eso ¿Verdad Cornamenta? - preguntó frunciendo el ceño más de lo debido. Si James estaba involucrado en eso, no solo ellos serían castigados por sus amigas, sino él por incompetente. Aunque aún habían cosas que le preocupaban más, como el descabellado plan que parecía haber formulado Canuto y se negaba a contar hasta que llegara Colagusano. Seguramente Peter estaría en las cocinas hurtando algún pastelillo, olvidándose de la reunión.

Las inquietudes de Remus se disiparon un poco cuando Sirius empezó a burlarse de James y su adorada Snitch. Sonrió levemente, parecía más una mueca, pero era sonrisa al fin y al cabo - ¡Hey, sí! Habla Cornamenta ¿Cuándo te nos casas? - sin despegar la vista de él, se posicionó al lado de Sirius, tratando de disimular su sonrisa.

**James Potter** Jue Mayo 07, 2009 7:40 pm

No me sorprendía en lo mas mínimo que con mi llegada los muchachos comenzaran a llenarme de preguntas o que comenzaran con sus bromas sobre mi fascinación por el Quidditch, aunque intentara explicarles una y otra vez, ellos nunca comprendían cual era mi sentimiento hacia aquel gran juego. Exhale un gran suspiro y dibuje en mi rostro una amplia sonrisa, había logrado captar apenas una palabra a la mitad sobre la conversación de Sirius y Lupin, solo esperaba que me pusieran a la corriente con ello, si no iba a estar totalmente perdido con todo.
-¿Una bomba de olor?
Abrí bien grande los ojos y negué con la cabeza ante la pregunta de Lunático, era la primera vez que no estaba metido en los planes de Canuto.
-Esta vez no he tenido nada que ver con esto Lunático. Pero ahora...
Hice una pausa y di unos pasos por el lugar antes de seguir con la frase. Me pare en seco cerca de la puerta y apoye una de mis manos sobre ella. Era probable que si Peter quería entrar, debía romperme la muñeca, a pesar de aquel pensamiento, no quite la mano del lugar.
-¿Tendremos que soportar todos el olor apestoso de las chicas? ¿No tenías una idea mejor? Tal vez menos olorosa.
Comente y luego reí, imaginarme a las chicas de aquella habitación apestando me causaba un poco de gracia, aunque me daba cierta lastima Lily, por querer ayudar a alguien, siempre quedaba involucrada en el medio de nuestras bromas. Quite aquellos pensamientos de mi mente, antes de que los chicos notaran mi distracción y volví a prestar atención en lo que ellos comentaban.
-Y para Quijicus. ¿Ya tienen alguna idea? Esta vez tiene que ser algo asombroso. Algo que nunca hayamos hecho.
El entrenamiento de Quidditch me ponía de muy buen humor y estaba listo para comenzar a armar alguna broma junto a los chicos, aunque no estábamos completos.
-Para la próxima reunión busquemos a Colagusano y traigámoslo nosotros mismos. Este muchacho no aprenderá nunca mas estos pasadizos.
Sonreí ante mi comentario, aunque por mas que doliera o sanara feo era la verdad, siempre solía llegar tarde a nuestras reuniones, si era que lograba llegar.

-Hey!!
Fruncí el ceño y negué levemente con la cabeza, acomodando mis lentes con mi mano derecha de nuevo en su lugar. Aquellos jóvenes si que sabían fastidiarme, sobre todo con mi fascinación por el Quidditch.
-No pienso invitarlos a mi boda. Será intima y privada.
Mire a los chicos y reí ante el comentario, yo mismo estaba seguro que era un fanático de aquel deporte, pero no por ello me casaría con una Snitch.
-Acaso ¿Están celosos? ¿Quieren que les presente a unas amigas?. Las demás no son tan bonitas como ella, pero para ustedes estará mas que bien.
Reí nuevamente ante mi comentario y me aleje de la puerta para sentarme en una mesa algo destruida del lugar, de tanto tiempo estar parado, ya comenzaba a cansarme. Aunque en aquella mesita no podía moverme mucho, ante cualquier movimiento en falso, mi cuerpo terminaría descansando en el suelo.
-Y ustedes ¿Qué hacían? Déjenme adivinar.
Lleve mi mano derecha a mi mentón y me quede un momento en silencio pensando en cada una de las cosas que los chicos podían haber estado haciendo.
-Tu Cornamenta seguro que estabas imaginando a Evans explotar como un globo o algo por el estilo....Y tu Lunático seguro que vienes de un largo romance con algún libro de pociones o algo por el estilo. O ¿Me equivoco con ustedes, muchachos?.
Los mire a ambos por un momento y me cruce cuidadosamente de brazos, satisfecho con mis pensamientos acerca de los muchachos

**Peter Pettigrew** Vie Mayo 08, 2009 4:32 am

Peter tomaba rápidamente una de las magdalenas llenas de mermelada de fresa que los elfos tan amablemente le daban, el hambre atroz que tenía le era insoportable, tenía que saciarlo de alguna manera y aquella era la única que se le ocurría. Como se podía apreciar a simple vista, aquel muchacho robusto, más bien gordito, no era lo inteligente como para pensar en otra cosa que no fuera comida, ese era uno de los motivos por el cual le gustaba estar con los merodeadores. Ellos siempre lo protegían, ya que Peter era lo bastante inútil para protegerse solo. Necesitaba de uno de los más fuertes para poder sobresalir, aunque en vez de hacerlo, sobresalía, si pero de una forma poco aceptada para los demás. ¿Quién no pensaba que el único que desentonaba ahí no era él?.

El joven Pettigrew anhelaba cosas que jamás podría obtener, la picardía y astucia que poseía Sirius Black para realizar la mayoría de las bromas que rondaban por el colegio, o mismo la inteligencia y el valor que tenía James Potter, era un buen capitán, además de siempre ir a lo que realmente le interesaba, como pedirle citas a una niña que jamás le daría ni cinco de atención. Pero James, su ejemplo a seguir, trataba con mayor empeño. Y ¿Por qué no? La inteligencia de Remus Lupin o la bondad que este llevaba, eran cosas que Peter no poseía ni por más que uno se las pusiera a buscar. Pero lo que sabía aquel chico, era que algo especial tenía para formar parte de aquel grupo que era muy popular en la escuela.

Un dedo le toco el hombro, el chico se dio media vuelta con una magdalena todavía en su boca, a punto de ser masticada. Allí estaba Longbottom, con su sonrisa habitual, aunque estaba algo sudado y respirando con dificultad. Tomando un poco de aire le comunico que los chicos lo esperaban en el mismo lugar de siempre. Peter asintió con la cabeza y trago lo que le quedaba de magdalena, tomo un par para llevarlas por el camino. Y así agradeciéndole a Frank salió de la cocina en busca de algún pasadizo secreto para llegar a la casa de los gritos. La única que se le venía a la mente era la que siempre usaban, o por lo menos la que siempre usaba Lunático.

Salió del castillo, metiendose a la boca la última magdalena que poseía en sus manos y camino hasta el sauce boxeador. Allí con algo de dificultad, no cabe decir que era malo también para tocar un tronco para paralizarlo, logró detener aquel árbol para entrar de una vez por todas al pasadizo oscuro. Saco su varita para murmurar “Lumos” y allí prender una leve luz. Caminó lento, como era su costumbre, ya se imaginaba que ellos habían empezado a conversar sin él, siempre lo hacían y ¿Por qué no lo harían ahora?. Por fin llegó, abrió la puerta y allí se encontró con sus tres amigos.
-Hola chicos, perdón la tardanza.
Una sonrisa apareció en su rostro cerrando la puerta tras de si.

Off rol: Espero no molestar chicos :/

**Sirius Black** Vie Mayo 08, 2009 5:16 am

No pude evitar lanzar una carcajada, tampoco me movería demasiado por que aquel banquito no era del todo seguro, lo más probable fuera que terminará tendido en el suelo. En algo tenía razón mi amigo Lupin. Los deberes, que por cierto eran MUCHOS, siempre me los terminaba pasando, a última hora él, no era por que no los supiera hacer, si no por que tenía otros motivos por el cual preocuparme, quizá para Remus era algo irrelevante y sin importancia, pero sin nosotros el colegio se tornaría aburrido y hasta tedioso. Me encogí de hombros después de haberme reído.
-Es cierto, tu siempre me pasas la tarea, pero es que yo tengo que ser el cerebro en este grupo, sin nosotros el colegio se iría a pique, no hay nadie que nos pueda igualar en bromas.
McGonegall, le encantaba mandarnos tarea para que pasáramos toda una eternidad, cosa que no poseíamos, haciendo sus deberes, el único que seguro que se pasaba haciendo los deberes era Lunático. Deje descansar todo mi cuerpo sobre la pared fría y terriblemente destrozada. Las transformaciones de mi amigo no eran para nada fáciles.
-Bueno te prometo que no las haré hasta que me gradué, hablo de las tareas eh!
Alcé amabas cejas, mientras dibujaba en mi rostro una grata sonrisa, le estaba jugando una broma, en algún momento de mi corta vida, tenía que ponerme a hacer esa cosa. En fin...
-Hablando en serio, cuando tenga algo de tiempo me pondré a hacerlas...quizá.

Rodeé los ojos y deje escapar un leve chasquido con mi lengua, era cierto que las chicas de Gryffindor, por lo menos las que estaban en sexto año, salvo una, no tenía muy buen trato, de todas formas no me quitaba el sueño y también era cierto que Remus con su cara de cachorrito mojado se ganaba a todas las chicas.
-Tendré que poner cara de cachorrito mojado para la próxima ¿No te parece? Quizá así me crean un poco más y me gane...¿Amigas? Nah! Las amigas son molestas.
No quería tener una novia, no tenía demasiado tiempo para eso, pero me gustaba salir con chicas, solo en mis ratos libres ¡Si que la pasaba bien en el colegio!.
-Oye! Puedo presentarte una de las chicas ¿Qué te parece? De seguro que cae rendida a tus pies si le pones cara de Cachorrito.
Le guiñé un ojo, no sabía con exactitud que era lo que mi amigo me contestaría. Era extraño escucharlo a él hablar de alguna chica que no fuera su amiga, ¡Allá él! No iba a estar controlándolo.
Me moje los labios y lo miré, tratando de ocultar una sonrisa que poco a poco iba apareciendo en mi rostro, ¡Caray! Era inevitable, se notaba demasiado que a pesar de la cara de decepción y de preocupado de Lunático, no podía evitarla. Torcí el gesto, sabía que Evans me asesinaría, pero no me importaba demasiado y Susan por suerte tenía un agradable trato con la chica, además que era encantadora.
-Ah por favor, de Evans no me sorprende nada, pero ¿Susan? ¿Hablas en serio? Ella es un encanto y no creo que diga nada.
Ahí caí en la cuenta de que quizá estaba metiendo en demasiados líos a mi amigo, él también era prefecto y nuestras bromas, me refiero a las mías y a las de James, les causaba bastante problemas y era así como también lo regañaban. Mire a Cornamenta, él no sabía nada, era toda idea mía.

Deje escapar una sonrisa cuando James hablo de que quizá las chicas quedarían apestosas ¿De qué me estaba hablando? Se notaba que estaba perdido.
-Ehm...¿De qué me estás hablando? Yo puse la bomba debajo de la cama de uno de los chicos, no podemos entrar a la habitación de las chicas, o ¿Me hablas de Evans y March? No te comprendí
Me encogí de hombros, por suerte James y yo nos entendíamos muy bien, éramos como hermanos y por ellos estaba más que agradecido que me había dejado vivir en su casa cuando los que se hacían llamar “Familia” me desheredaron. Una sonrisa maligna apareció en mi rostro cuando Cornamenta nombró a Quijicus, que mal me caía aquel chico. Una idea asombroso, no recordaba si ya la habíamos hecho pero era mejor soltarla que seguir reteniéndola.
-Claro que si, tengo una que quizá si le ponemos un poco de empeño nos va a salir genial.
Me paré del banquito que ya me resultaba algo incómodo, yo era una persona que no se podía mantener quieta. Caminé por todo el lugar colocando cada una de las piezas en mi cabeza para luego decirlo sin demasiados problemas, quizá a la primera no la entendiera tan bien como yo lo tenía en mente.
-Bien, escuche a una chica de Slytherin...no recuerdo su nombre, esa que de lindo no tiene nada, la que tiene anteojos de montura grande y siempre lleva el cabello atado con dos colitas ¿saben de quien hablo?
Los miré a ambos tratando de que por lo menos en aquellas palabras estuvieran algo ubicados para continuar con mi plan, quizá tendría algunas objeciones de parte de ellos, pero para eso los había reunido a todos en aquel lugar, para que nos pusiéramos de acuerdo.
-Bueno escuche que ella está enamorada de nuestro amigo, entonces podríamos hacerle una cita a ciegas, pero con una contradicción, todos sabemos de quien está enamorado Quijicus, o por lo menos es muy obvio...y no me digan la profesora McGonegall aunque yo también lo sospecho.
Deje escapar un suspiro, esto de hablar demasiado me cansaba. Era obvio que nuestro amigo moría por los huesos de una pelirroja que era más difícil de conquistar que invitar a salir a la profesora de herbología. Les dirigí una mirada a ambos para fijarme si me habían entendido o no.

Deje el tema allí para concentrarme en la “Boda de James y la Snitch”, sabía que algo le había molestado aquel comentario, pero siempre se lo tomaba con humor, era eso lo que me gustaba de mi amigo. Me crucé de brazos haciéndome el ofendido, aunque no era cierto, pero para darle mayor dramatismo al asunto.
-¿No nos invitarás? Eso está muy mal ¿No lo crees Lunático?
Le dirigí una mirada rápida a mi amigo, que por milagro me había seguido con la broma. Remus era muy pacifico, era él el que muchas veces nos centraba y nos colocaba de nuevo en la tierra. Lancé una carcajada de lo más ruidosa, con tan solo imaginármela a Evans explotar me había sido de lo más cómico. No pare de reír hasta que escuche la puerta que se abría, allí estaba Peter con su cara de siempre. Tome aire y carraspeé
-Hey Colagusano, como es tu costumbre tarde como siempre ¿de dónde vienes? ¿De atacar la cocina?
Le sonreí, aunque lo más probable fuese que momentos atrás estuviera haciendo algo por el estilo.

Off rol: Claro que no molestar, todo lo contrario. Pondré un nuevo orden así es mucho más simple.

-Sirius
-Remus
-James
-Peter

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